Se trata de una presentación en una sola película de 200 minutos de lo que son cuatro episodios de una serie para la televisión. Empieza como lo que parece va a ser una pelicula de aventuras menores de una pandilla de adolescentes en el norte de Francia. Se complica con la aparición del cadáver de una mujer troceado dentro de una vaca muerta en un bunker de imposible acceso para el animal. De hecho tiene que ser espectacularmente sacada de allí con un helicóptero (ya tenemos el cartel completo). Con la llegada de dos estrafalarios policías, parece que la película se va a convertir en un thriller al uso. Pero la pareja de policías, haciendo honor a su aspecto, no se entera de nada y va todo el tiempo de un lado para otro, lo que por otra parte nos permite comprobar la peculiar forma de conducir de uno de ellos. Los crímenes se van sucediendo en torno a los miembros de una familia y sus vecinos ( yo diría que un crimen por capítulo, hasta el capítulo final en que se multiplican) todos con las mismas características de truculencia. Hasta que nos damos cuenta de que nunca se va a esclarecer nada, que lo importante no es el descubrimiento de ningún misterio sino el desarrollo mismo de la investigación que nos permite conocer un pueblo del norte perdido de Francia, de sus paisajes, de sus "peculiares" habitantes, de la parodia de sus costumbres sociales (la misa de funeral, la ceremonia cívico-militar, ambas con la presencia de desacompasadas majorettes y, sobre todo, de la condición trágico- cómica del ser humano, de lo extraño introduciéndose inquietantemente en lo cotidiano, en fin de la presencia inevitable del mal. O sea que lo que primero nos distrae entre bromas y misterios, nos hace luego pensar y termina inquietándonos, seguros, eso sí, de haber visto una película original e interesante.
miércoles, 14 de octubre de 2015
P'tit Quinquin
Se trata de una presentación en una sola película de 200 minutos de lo que son cuatro episodios de una serie para la televisión. Empieza como lo que parece va a ser una pelicula de aventuras menores de una pandilla de adolescentes en el norte de Francia. Se complica con la aparición del cadáver de una mujer troceado dentro de una vaca muerta en un bunker de imposible acceso para el animal. De hecho tiene que ser espectacularmente sacada de allí con un helicóptero (ya tenemos el cartel completo). Con la llegada de dos estrafalarios policías, parece que la película se va a convertir en un thriller al uso. Pero la pareja de policías, haciendo honor a su aspecto, no se entera de nada y va todo el tiempo de un lado para otro, lo que por otra parte nos permite comprobar la peculiar forma de conducir de uno de ellos. Los crímenes se van sucediendo en torno a los miembros de una familia y sus vecinos ( yo diría que un crimen por capítulo, hasta el capítulo final en que se multiplican) todos con las mismas características de truculencia. Hasta que nos damos cuenta de que nunca se va a esclarecer nada, que lo importante no es el descubrimiento de ningún misterio sino el desarrollo mismo de la investigación que nos permite conocer un pueblo del norte perdido de Francia, de sus paisajes, de sus "peculiares" habitantes, de la parodia de sus costumbres sociales (la misa de funeral, la ceremonia cívico-militar, ambas con la presencia de desacompasadas majorettes y, sobre todo, de la condición trágico- cómica del ser humano, de lo extraño introduciéndose inquietantemente en lo cotidiano, en fin de la presencia inevitable del mal. O sea que lo que primero nos distrae entre bromas y misterios, nos hace luego pensar y termina inquietándonos, seguros, eso sí, de haber visto una película original e interesante.
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